Donald Trump, el magnate del pelo naranja y las frases polémicas, ha logrado lo que muchos creían imposible: regresar a la presidencia de los Estados Unidos como si fuera un boomerang con complejo de Ave Fénix. En una jornada electoral que tuvo a todo el mundo pegado a las pantallas como si fuera el final de una novela coreana, Trump se impuso a la vicepresidenta Kamala Harris en una carrera más reñida que un juego de dominó en el Malecón.
El regreso del “Rey Midas” naranja
Con una campaña que prometía “hacer a América grande otra vez” (como si ya no lo fuera), Trump logró conquistar estados clave como Carolina del Norte, Georgia y Pensilvania, dejando a Harris con cara de quien se comió un limón agrio. El magnate neoyorquino demostró que, como el sancocho, sabe mejor recalentado, y convenció a los votantes de que su experiencia previa en la Casa Blanca era más valiosa que un pasaporte diplomático en estos tiempos revueltos.
Reacciones internacionales: del “¡Diablo!” al “¡Wepa!”
Mientras algunos líderes mundiales se tiraban de los pelos como si hubieran visto un fantasma, otros celebraban como si les hubiera caído el gordito de la lotería. El presidente argentino Javier Milei, más emocionado que un niño con juguete nuevo, le dijo a Trump que podía contar con Argentina “para llevar a cabo su tarea”. Por su parte, el salvadoreño Nayib Bukele le deseó bendiciones al nuevo inquilino de la Casa Blanca, como si estuviera bendiciendo una mangú recién hecho.
¿Y ahora qué, manito?
Con Trump de vuelta en el poder, el mundo se prepara para una montaña rusa de emociones y tuits a las 3 de la mañana. Los expertos predicen que las relaciones internacionales serán más impredecibles que el clima en Santo Domingo durante la temporada de huracanes.
Lo único seguro es que, como decimos en Quisqueya, “el que tiene padrino se bautiza”, y Trump parece tener más padrinos que un bebé dominicano. Así que agárrense, mis queridos lectores, porque los próximos cuatro años prometen ser más movidos que un merengue de Fefita la Grande.
Y recuerden, como diría el propio Trump en su español de Google Translate: “Vamos a hacer la República Dominicana grande otra vez… ¡pero después de América!”.