EFE.-Un concierto a medio aforo pero lleno de esperanza. El regreso del público al Concierto de Año Nuevo de Viena ha devuelto el calor y la alegría a un recital -dedicado al renacer tras la pandemia- que ha sido dirigido con sobriedad y sabiduría por un gran Daniel Barenboim.
El concierto de música clásica más seguido del planeta -se retransmite en directo en más de 90 países- supone un rito para millones de personas que inician el año al ritmo ligero y vitalista de los valses, polcas y marchas de la dinastía Strauss.
Las restricciones por la covid obligaron a reducir el aforo a la mitad- mil personas, todas en el patio de butacas. Los presentes debían tener al menos dos dosis y mostrar un test PCR de menos de 48 horas, además de llevar una mascarilla FFP2 durante todo el recital.
Así, el segundo Concierto de Año Nuevo marcado por la pandemia ha sido un reflejo de lo que fue el concluido 2021- mejor que 2020 pero lejos del regreso a la normalidad como se entendía en 2019.